domingo, 4 de diciembre de 2016

El tiempo pasa y tú sigues igual.


El tiempo pasa y tú sigues igual.
Sigues odiando el sonido de los taxis amarillos de Nueva York porque por culpa de ellos casi nadie te escucha cantar. Odias la velocidad a la que van, nunca te ha gustado ver que tú vas por detrás de los demás.
Odias los rascacielos, te hacen sentir más pequeña. Y no solo de estatura.
Odias las luces de los coches, en vez de alumbrar te deslumbran.
Odias los puentes, te parece una forma demasiado fácil de pasar de un lado al otro.
Odias la lluvia, porque detestas que los paraguas tapen la mirada de quien podría ser tu futuro.
Odias la multitud, porque sabes que entre tanta gente hay pocas posibilidades de que se fijen en ti.
Odias el café. Odias el alcohol. Odias cualquier tipo de droga perjudicial, siendo las más peligrosas las que se esconden en tu actuar.
Odias que te despierten. Odias la vida con reloj. 

El tiempo pasa y tú sigues igual. 
Odiando la vida cuando es rutina, amando la vida cuando es baile.



Qué sucede cuando...



Todo el mundo está deseando que vuelvas, ¿pero qué sucede cuando vuelves?

Cuando vuelves a caer, cuando vuelves a querer, cuando vuelves a vivir...

¿Qué sucede?

Miedo y ganas, misma intensidad.

Hasta que se interpone el tiempo.
                         
                                                       El tiempo siempre gana al miedo.